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domingo, 1 de junio de 2008

El perejil amargado



Erase una vez una plantita de perejil que vivía en una terraza junto a sus demás compañeras, las plantas.
Pero era el único que siempre estaba de mal humor....nunca sonreía, ni siquiera cuando el tomate contaba esas historias jocosas de la albahaca, cuando la pobre fue comida por las plagas perdiendo todas sus hojas y quedando calva.

La planta de ají dulce venezolano, siempre alegre, cada mañana cantaba una canción. Era una canción que ella se había traido en el recuerdo de cuando era semilla, de allá de su patria Venezuela, donde siempre brilla el sol tropical y donde el mar Caribe baña las costas con sus aguas. Ahora estando en Bélgica donde había nacido, le gustaba cantar siempre su canción: La canción del árbol. Repetía una y otra vez la misma estrofa; "Al árbol debemos solícito amor, jamás olvidemos que es obra de Dios....."

Y el perejil por más que trataba de no oirla, no podía, y lo peor de todo es que a todas las plantas de la terraza les encantaba la canción y al terminar de cantarla el ají dulce, todas ellas aplaudían con sus hojas, golpéandolas unas contra otras.


Y gritaban a coro : Otra, otra !!!

Lo peor de todo para el perejil era cuando el viento traia consigo esas molestosas esporas de los árboles cercanos que como moticas de algodón se enredaban en sus hojitas y no lo dejaban ver ni casi respirar, entonces era cuando más malhumorado se ponía y comenzaba a decir palabrotas en holandés...porque han de saber que él provenía de Holanda.....allá había estado en semilla junto a las semillas de los más hermosos tulipanes de colores, y sólo por eso sentía que debían las otras plantas rendirle consideración.

La rosa enana " Pulgarcita" de rositas rojas, era su única amiga, cada día le contaba historias de rosales y abejas que se habían hecho amigos, y era entonces cuando el perejil amargado esbozaba una pequeña sonrisa, oyendo las historias de su amiga.

Sucedió un día que llovío fuerte, muy fuerte, y hasta bolitas de granizo cayeron del cielo, la terraza se anegó de agua, y todas las plantas trataron de cubrirse con sus hojas y pétalos, pero el pobre perejil con sus pequeñas hojitas no pudo hacer mucho...las bolitas de granizo le cayeron encima aplastando todas sus hojas, partiéndole algunos de sus tallos.


Lo mismo le pasó a la "Albahaca-Lechuga" , ella había venido "coleada" entre las semillas de albahaca y al nacer se dió cuenta que no era una albahaca napolitana sino una simple lechuga.... lo que la entristeció, porque era la única de su tipo allí, y aunque la transplantaron sola en su propia maceta, se sentía muy infeliz. Y ese día las bolitas de granizo la dejaron toda magullada.

Asi estaban el perejil y la lechuga después de la lluvia, pero al otro día salió el sol y ellos comenzaron a sentirse mejor, las hojitas se levantaron de nuevo y se fueron recuperando. Y ese día el Ají Dulce Venezolano, cantó más que nunca, estaba feliz por sus dos compañeros que habían podido superar los estragos de la lluvia. Todas las plantas aplaudían contentas, hasta los cactus siempre serios ese día aplaudieron con sus hojitas de puyas.

El perejil amargado se dió cuenta que había renacido, que sus amigos de la terraza realmente lo apreciaban y sintió que debía cambiar de actitud, lo comentó con la lechugita, la cual estuvo de acuerdo, y ambos muy agradecidos entonaron esta canción : "Al árbol debemos solícito amor, jamás olvidemos que es obra de Dios..."
Todas las plantas contentas aplaudieron.....finalmente el perejil amargado era ahora un perejil feliz!!

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